En el terreno de juego hay muchos jugadores, pero sólo un portero por equipo. Son especiales, muchas veces se dice que están "locos", pero tienen una forma de ver el fútbol muy particular respecto al resto. Son los cancerberos.
Y lo volvió a hacer. Tan sólo dos temporadas después, en el mismo escenario, el Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla, Iker Casillas volvió a ser un relámpago de un lado al otro de la portería para despejar un balón imposible. Antes a Perotti, ahora a Manu del Moral. Antes en una portería, ahora en la otra. Pero dos años después, Iker volvió a conseguir que se detuviera el tiempo para deleitarnos con una nueva parada que quedará en la retina de los aficionados al fútbol que vieron el partido, y que se repetirá en el "play" de las videotecas digitales.