viernes, 1 de julio de 2011

Casillas, un portero con "suerte" (II)

Los inicios en la carrera de Iker Casillas ya quedaron marcados por responder de la manera más eficiente en los momentos claves. Su futuro profesional no iba a ser menos, y su magnífica respuesta a las oportunidades inesperadas que se le presentaron después le alzaron hasta lo que es ahora. 

El año 1999 supuso el gran primer salto de Iker Casillas. Después de haber participado en la victoria en el Mundial sub-20 en Nigeria, tendría su primera gran oportunidad en el Real Madrid. El 12 de septiembre el conjunto merengue visitaba San Mamés para enfrentarse al Athletic de Bilbao. La lesión de Bodo Illgner en el calentamiento provocó que John Benjamin Toshack alineara como titular al de Móstoles. El encuentro acabó con empate a dos, Casillas no tuvo su mejor partido e incluso se le pudo achacar que podía haber hecho algo más en el gol de Julen Guerrero de falta directa, por el palo que cubría el cancerbero. Para ayudarle a aguantar la presión de su debut, el capitán Fernando Hierro se encargó de realizar los saques de puerta. Aún así, y pese a los nervios, demostró una buena dote de reflejos.



Cuando en los siguientes partidos, Toshack dio la alternativa al argentino Albano Bizarri en la portería, parecía que el futuro de Casillas en el equipo blanco podría quedarse en agua de borrajas. Pero el 17 de noviembre de ese mismo año se dio un nuevo giro. Lorenzo Sanz, presidente del club, destituyó a Toshack por los malos resultados de un equipo que debía aspirar a todo y en la jornada 11 iba octavo, y por unas polémicas declaraciones en que señalaba que antes que él rectificara pasaría un “cerdo volando por encima del Bernabéu”. Precisamente, uno de los jugadores que estaba siendo más criticado era Bizarri. Vicente del Bosque, técnico de la casa, se hizo cargo del equipo, y aunque al principio contó con el argentino en la portería… acabó relevándolo por Iker, al que conocía por su formación en la cantera madridista.  

Casillas respondió a esa confianza y se ganó la titularidad a sus 18 años mostrando sus espectaculares reflejos, sobre todo en los mano a mano, y se ganó al aprecio de su afición. No sólo eso, cuajó una temporada magnífica con 26 goles encajados en 27 partidos jugados, y ganó con su equipo la Liga de Campeones. Es más, fue convocado por José Antonio Camacho como tercer portero de la selección española para la Eurocopa de Bélgica y Holanda, y debutó junto a Gerard en un amistoso ante Suecia en Estocolmo, donde el combinado español empató a uno.

En poco menos de un año, Iker había pasado de estar jugando un Mundial sub-20 y de ser una joven promesa del fútbol español, a ser el portero titular del Real Madrid, ganar la Liga de Campeones e ir convocado con la selección a la Eurocopa. Sin duda, las circunstancias y su preparación habían jugado a su favor.

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