Durante la temporada pasada, unas
supuestas declaraciones de José Mourinho, entrenador del Real Madrid, hicieron bambalearse los
cimientos de la tradición del club blanco. El portugués señalaba que un
portero no debía ser el capitán del equipo. Y en el suyo lo es
Iker
Casillas, por antigüedad, como han mandado siempre los cánones del
conjunto del Santiago Bernabéu. Pese al polémico mensaje, Iker sigue
portando el brazalete, y no sólo el de su club, sino también el de la
selección nacional. Sin embargo, se abrió un debate: ¿son los porteros
tan adecuados como los jugadores de campo para ser capitanes?
Según las declaraciones, el
técnico del Real Madrid argumentaba que un portero se encuentra en un
área muy delimitada del terreno de juego y no puede ejercer la presión
necesaria al árbitro. Pero... ¿es esa labor de un capitán? ¿Presionar
al árbitro? El brazalete lo debe llevar el líder del equipo, el jugador
que con su carisma consiga arrastrar a todos sus compañeros hacia el
objetivo planteado, aquel que con sólo una mirada transmita confianza a
sus compañeros en todas sus decisiones, el que con su imagen y su forma
de actuar represente a su club. Y los buenos porteros, precisamente,
suelen reunir esas condiciones.
PD: En la liga española sólo
dos guardametas son los primeros capitanes de sus equipos (Casillas en
el Real Madrid y
Palop en el Sevilla), pero otros siete forman parte de
los elegidos para llevar el brazalete en algún momento de la temporada
en su club (
Valdés en el Barcelona,
Guaita en el Valencia,
Ricardo en
el Osasuna,
Bravo en la Real Sociedad,
Ustari en el Getafe,
Cobeño en
el Rayo Vallecano y
Cristian Álvarez en el Espanyol).
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